La filosofía es una actitud mental
que pretende explicar las cosas -las que fueren, pero fundamentalmente el mundo
y la posición del hombre en él- argumentadamente. Tan amplio concepto, ha dado
a lo largo de la Historia tantas
definiciones como individuos se han acercado a esta especulación; de ahí que
muchos piensen que abarcar todos los puntos de vista en los que se ha utilizado
el término, tan sólo se puede conseguir a través de su descripción y narración
histórica. Sin embargo, esto es una perspectiva más sobre el tema.
Lo primero que hay
que decir es que, la filosofía,
no implica necesariamente sabiduría o saber. Lo único que pone de
manifiesto es la predisposición a
eso mismo. Tal actitud mental pretende articular unas líneas maestras donde ir
sujetando lo que vamos aprendiendo, descubriendo, inventando e ideando. Es un
diseño procesual en constante evolución tanto personal como colectivo, porque
no se trata de algo revelado por
Dios, que se elabore por azar, que sea legislado por alguien o que se
pergeñe en un abrir y cerrar de ojos. Es un posicionamiento intencional,
razonado, procedimental y metodológico que busca ese saber.
El saber al que se refiere la filosofía es tanto teórico
(conocimiento de la realidad) como práctico (cómo vivir la vida, individual y/o
en sociedad) y, su pretensión es alcanzarlo mediante una reflexión sistemática
y coherente conectada al devenir humano. De suerte que la filosofía se argumenta desde lo
que puede conocer el hombre y no desde la fe (al menos, únicamente). Remitir
todo lo que ocurre en el universo al sentido religioso es un ámbito
estrictamente de fe, no de la filosofía.
Ésta emerge del acto de incredulidad ante ciertas creencias que son poco
sostenibles a la luz de la razón. La filosofía puede incluir cualquier pensamiento religioso,
pero la religión -la que fuera- no puede incluir cualquier pensamiento
filosófico. Otro tanto diferencia a la filosofía con la ciencia.
Esta última parte de un posicionamiento filosófico por su apetencia de conocimiento de la realidad
y del hombre; si bien, no todo pensamiento filosófico puede considerarse científico. Hay quien
sostiene que la filosofía es
una clase de saber; sin
embargo, es más preciso decir que la filosofía es un arte de preguntar al
mundo, a uno mismo y a los demás e intentar contestar de un modo comprensible,
aprehensible y razonable.
De este modo,
la filosofía es un
proceso, nunca un producto final. Es la superación de explicaciones que sólo se
basan en la fe (te las crees o no) aplicando la racionalidad y la
razonabilidad. La filosofía también
es la acumulación de sus propios textos (o que se tienen como tales), donde las
distintas explicaciones ofrecidas a lo largo de la Historia establecen
una dialéctica entre
ellas, tratando de imponerse a sus contrarias e intentando superar los errores
cometidos por las anteriores en el tiempo. Así entendida, lafilosofía es circunstancial y
que siempre está en obras. No es lo mismo filosofar en el siglo X que en el XXI, pues aunque haya
inquietudes humanas iguales y semejantes, también existen soluciones dispares y
diversas en virtud de unos recursos humanos, tecnológicos y materiales asimismo
distintos.
En definitiva,
la filosofía es una
posición crítica respecto
a las religiones y a otras clases de saberes (incluidas las cienciasmismas), que impele a revisar
y cuestionarse todo lo anterior con la perspectiva de un presente. Estas mismas
líneas son crítica y
criticables porque no se puede hablar de filosofía sin hacerla. La filosofía no define los problemas, sino que los crea y los
plantea, nutriéndolos hasta dar con hipótesis superadoras de las cuestiones que
le van surgiendo en su reflexión. En sí, el ansia de saberdel ser humano es muy factible
interpretarlo como la búsqueda del conocimiento liberador de sus inseguridades
y sus incertidumbres.
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