La filosofía
moderna se caracterizó por reconocer plenamente la preeminencia de la
gnoseología por sobre la metafísica, argumentando que antes de intentar conocer
lo que hay, es prudente conocer lo que se puede conocer.
Los principales
debates de esta época fueron, por lo tanto, debates gnoseológicos. El
racionalismo, la escuela que enfatiza el papel de la razón en la adquisición
del conocimiento, tuvo sus principales proponentes en René Descartes, Baruch
Spinoza y Gottfried Leibniz. Por el otro lado, la escuela empirista, que
sostiene que la única fuente del conocimiento es la experiencia, encontró
defensores en Francis Bacon, John Locke, David Hume y George Berkeley.
En 1781, Immanuel
Kant publicó su famosa Crítica de
la razón pura, donde rechaza ambas posturas y propone una alternativa
distinta. Según Kant, si bien todo nuestro conocimientoempieza con la experiencia, no todo se origina de ella, pues existen
ciertas estructuras del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son
las condiciones que la hacen posible. Esta postura inspiró lo que luego se
llamó el idealismo alemán.
Si
la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de
su reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la
filosofía moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas
planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad,
material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de partida de
la reflexión filosófica. Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al
final de la Edad Media, tanto de tipo social y político, como culturales y
filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que han sido
profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la
filosofia renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al
desarrollo de la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en
crisis e impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e
infructuosas disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún
argumento de autoridad, fuera platónica o aristotélica. De las abadías y
monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de la glosa y el comentario, a la
investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la razón.

La Filosofia
moderna. Relación de temas
- 1. Humanismo y Renacimiento
La primera
dificultad que se plantea al hablar del Renacimiento es la de señalar con
precisión sus límites con respecto a la edad media. Al igual que ocurre con
otras clasificaciones históricas resulta difícil deslindar el final de una
época y el comienzo de otra, de tal modo que, dependiendo de los historiadores
y de los lugares y factores que toman en consideración, podemos considerar que
el Renacimiento se desarrolla en los siglos XV y XVI, haciendo avanzar a
retroceder sus orígenes a lo largo del siglo XV en función de las
consideraciones que hayamos tomado en cuenta, y alargando su final hasta bien
entrado el siglo XVII, lo que supone un margen de imprecisión importante.
2.
No menor dificultad
representa la cuestión de determinar si el Renacimiento supone una radical
ruptura o una continuidad con respecto a la edad media. El desarrollo de la
burguesía, clase social impulsora de los ideales renacentistas, comienza en la
edad media, y va asociada al desarrollo del individualismo; la penetración de
la filosofía griega en occidente se había realizado ya a través de las escuelas
de traductores (Toledo, Vich, Nápoles, Palermo...) a lo largo de la edad media,
especialmente durante el siglo XIII, lo que supone un despertar
"medieval" del retorno a los clásicos, que será otra de las
características clave del Renacimiento. Lo mismo ocurre con el desarrollo de la
ciencia, mediante la actividad de los medievales Ockham, Oresme y Buridano, a
lo que podemos añadir otros acontecimientos importantes que dejarán sentir su
influencia con posterioridad, como el descubrimiento de América o de la imprenta.
3.
Pero si es cierto
que podemos encontrar algunos elementos de continuidad entre la edad media y el
Renacimiento, como los señalados anteriormente, eso no basta para reducir el
Renacimiento a una mera continuidad de la edad media. Por supuesto que todas
las épocas históricas se generan a partir de otras anteriores en las que
podemos encontrar en germen algunos de sus caracteres principales; pero ni el
grado de desarrollo de dichos elementos, ni su significación, es reducible al
que tenían en la época anterior. Y eso ocurre también con el Renacimiento. Los
europeos del siglo XVI tenían una clara conciencia de ruptura con respecto a la
edad media, conciencia mantenida por la sucesión de una serie de
transformaciones sociales, políticas, religiosas, económicas, culturales, que
nacían con una clara voluntad de oposición a lo "medieval". Entre
ellas podemos destacar la desintegración de la iglesia y el desarrollo de la
reforma luterana, y el de la iglesia anglicana con Enrique VIII, que se producen
en el marco de la consolidación de los Estados nacionales y de las monarquías
absolutas que van a configurar un nuevo mapa político en Europa, al que hay que
asociar el desarrollo de la burguesía y su papel predominante, con la expansión
del comercio, lo que supondrá el principio del fin del feudalismo. El
desarrollo de la cartografía, el descubrimiento de la brújula, la utilización
de la pólvora, son elementos que va a conducir al descubrimiento y colonización
de América, lo que provocará un aumento de la desconfianza respecto al saber
medieval. El descubrimiento de la imprenta facilitará la circulación de las
nuevas ideas.
Caracteres
generales del Humanismo y del Renacimiento
Las relaciones
entre humanismo y Renacimiento se presentan bajo el aspecto de una polémica:
mientras que el humanismo se caracterizará por el retorno a la sabiduría
clásica, en el marco de una preocupación fundamentalmente de signo filológico y
teológico, el Renacimiento lo hará como impulsor del desarrollo de la ciencia.
Así, el Renacimiento, sin renunciar a los temas básicos del humanismo, le
superará, al desligar tales temas de la perspectiva teológica y enlazarlos con
el pensamiento científico
a) Caracteres del
humanismo
Uno de los rasgos
distintivos más conocidos y destacados del humanismo es su interés por lo
"antiguo", por lo clásico, interés en el que predomina el punto de
vista de la investigación filológica. Este interés provoca el desarrollo de la
perspectiva histórica en el acercamiento a otra cultura, por que se puede
afirmar que con el humanismo se consolida la historicidad como clave del
pensamiento europeo.
A diferencia de lo que ocurría en la edad media, donde el hombre era considerado fundamentalmente desde una perspectiva teológica, los humanistas valorarán el hombre desde una perspectiva mundana, no-divina, es decir, el hombre será visto como un ser natural e histórico. La religión, aparte de su función redentora, es considerada ante todo en su función civil. Así, tanto la religión como la tolerancia religiosa son instrumentos válidos para asegurar el ideal de la paz civil. La creencia en la unidad última de todas las religiones es afirmada, consecuentemente, desde esta caracterización.
A diferencia de lo que ocurría en la edad media, donde el hombre era considerado fundamentalmente desde una perspectiva teológica, los humanistas valorarán el hombre desde una perspectiva mundana, no-divina, es decir, el hombre será visto como un ser natural e histórico. La religión, aparte de su función redentora, es considerada ante todo en su función civil. Así, tanto la religión como la tolerancia religiosa son instrumentos válidos para asegurar el ideal de la paz civil. La creencia en la unidad última de todas las religiones es afirmada, consecuentemente, desde esta caracterización.
Caracteres del
Renacimiento
El ideal común de este período viene definido por la esperanza de un renacer del ser humano a una vida verdaderamente "humana", mediante el recurso a las artes, las ciencias, la investigación... poniendo de manifiesto la consideración del ser humano como ser natural, en oposición a la consideración medieval del ser humano como ser-para-Dios.
El retorno a los antiguos significa no sólo la recuperación de su obra, sino fundamentalmente el retorno al principio, a los orígenes de la vida humana, cultural, del ser humano. Volver al principio no significa volver a Dios, sino precisamente al terreno del hombre y del mundo humano. De ahí la valoración del pensamiento filosófico pre-cristiano. El retorno significa, además, una conquista. La vuelta a los orígenes, al principio, conlleva la conquista de la personalidad humana. El que este retorno se efectúa mediante las artes y las ciencias, y no mediante experiencias místicas interiores, por ejemplo, significa una búsqueda de la objetividad. En efecto, sólo la objetividad puede poner en evidencia el status original del hombre frente a la naturaleza, es decir, manifestar su origen y su condición humana.
Por lo mismo, el hombre es libre de decidir su conducta, de elegir su destino, lo que supone una exaltación de la libertad individual tanto en el orden teológico como el orden cultural y social.
Principales
corrientes filosóficas del Renacimiento
a) Platonismo.
b) Aristotelismo averroista (Padua, un solo entendimiento) y Aristotelismo alejandrino (Alejandro de Afrodisia, muchos entendimientos).
c) Estoicismo, epicureísmo, escepticismo.
d) Naturalismo: Bruno, Telesio, Campanella.
e) A ellas hay que sumar la actividad científica representada por Copérnico, Galileo y Kepler, en lo que supondrá la renovación de la concepción del Universo.
b) Aristotelismo averroista (Padua, un solo entendimiento) y Aristotelismo alejandrino (Alejandro de Afrodisia, muchos entendimientos).
c) Estoicismo, epicureísmo, escepticismo.
d) Naturalismo: Bruno, Telesio, Campanella.
e) A ellas hay que sumar la actividad científica representada por Copérnico, Galileo y Kepler, en lo que supondrá la renovación de la concepción del Universo.
Características
filosóficas
Una de las
características más notables del Renacimiento es el antropocentrismo, lo que
supone una valoración no sólo de la personalidad del ser humano, sino también
de su individualidad.
También el naturalismo irá asociado al desarrollo del Renacimiento. Se destacan los aspectos naturales del hombre versus los aspectos sobrenaturales. Es algo de lo que encuentran los renacentistas que "vuelven" a Aristóteles: la separación del universo y de Dios y la exaltación de la naturaleza; al igual que los que se "vuelven" hacia Platón, buscando una religiosidad natural y la exaltación del hombre y de su libertad (el hombre no es malo, es ignorante, no necesita, pues, la gracia divina para su redención).
Bacon, Copérnico, Galileo, Kepler, son figuras centrales en el desarrollo de la ciencia, que supondrá la destrucción de la imagen ptolomeica del mundo, inspirada en el universo cerrado y geocéntrico de las dos esferas; la creciente y progresiva matematización de la naturaleza y el desarrollo del método experimental serán dos de las bazas más significativas de su triunfo.
El Renacimiento supone pues el renacer del espíritu de libertad de un ser humano que se quiere inserto en la naturaleza y en la historia.
También el naturalismo irá asociado al desarrollo del Renacimiento. Se destacan los aspectos naturales del hombre versus los aspectos sobrenaturales. Es algo de lo que encuentran los renacentistas que "vuelven" a Aristóteles: la separación del universo y de Dios y la exaltación de la naturaleza; al igual que los que se "vuelven" hacia Platón, buscando una religiosidad natural y la exaltación del hombre y de su libertad (el hombre no es malo, es ignorante, no necesita, pues, la gracia divina para su redención).
Bacon, Copérnico, Galileo, Kepler, son figuras centrales en el desarrollo de la ciencia, que supondrá la destrucción de la imagen ptolomeica del mundo, inspirada en el universo cerrado y geocéntrico de las dos esferas; la creciente y progresiva matematización de la naturaleza y el desarrollo del método experimental serán dos de las bazas más significativas de su triunfo.
El Renacimiento supone pues el renacer del espíritu de libertad de un ser humano que se quiere inserto en la naturaleza y en la historia.
- 2. Thomas Hobbes
La filosofía de T.
Hobbes, de corte marcadamente materialista. rechaza el aristotelismo y la
filosofía escolástica, así como el dualismo del racionalismo cartesiano, siendo
más próxima a la filosofía de Bacon, y sobretodo a las de Gassendi y Galileo.
Pero T. Hobbes es, ante todo, conocido por su teoría política, expuesta en el
"Leviatán", en la que defiende el absolutismo político, en clara
oposición a las nacientes teorías políticas de la burguesía, que buscaban las
justificaciones teóricas para la instauración de un régimen político democrático
basado en la división de poderes.
- 3. Nicolás Copérnico
Nicolás Copérnico
es considerado el iniciador de la astronomía moderna, con la defensa del
heliocentrismo en su "De
Revolutionibus orbium coelestium", en contraposición al
geocentrismo, que había sido la postura adoptada, de forma mayoritaria, por los
filósofos antiguos y medievales. No obstante, serán sus seguidores quienes,
llevando sus tesis hasta las últimas consecuencias, provocarán una revolución
en astronomía y en física que sentará las bases de la ciencia moderna.
Obras de Copérnico
—Commentariolus
(nombre con el que se conoce abreviadamente su obra "Nicolai Copernici de
hypothesibus motuum coelestium a se constitutis commentariolus"). Escrito
probablemente en torno a 1507, según L.A. Birkenmajer.
— Theophylacti
scholastici Simocatho epistolo, traducción latina de las epístolas morales,
rústicas y amatorias, de un historiador y poeta bizantino, muerto hacia el 640,
Theophylactus Simocattes, (Teofilacto Simocates). Publicado en 1509.
— De octava sphaera
(conocido también como Carta contra Werner o Carta a Wapowski). Escrito en
1524, es una crítica a la obra de Juan Werner "Del movimiento de la octava
esfera".
— Monetae cunendae
ratio ("Disertación sobre la acuñación de la moneda", estudio
económico sobre la inflación y la acuñación, uso, canje y valor de la moneda,
escrito entre 1526 y 1528)
— De Lateribus et
angulis Triangulorum (Expone las ideas trigonométricas de Copérnico). Publicado
en 1542.
— De revolutionibus
orbium coelestium. Publicado en 1543, contiene los resultados de varias décadas
de investigaciones y expone la tesis heliocéntrica.
- 4. Galileo Galilei
Galileo Galilei se
puede considerar, sin lugar a dudas, como el impulsor de la ciencia moderna.
Lejos de las veleidades metafísicas de Descartes, y de los sueños visionarios
que acompañaron la actividad de Kepler - sin menoscabar los aciertos de ambos
-, el pensamiento de Galileo se ciñe a lo que la ciencia moderna considerará
los elementos básicos de toda actividad científica: la aplicación de las
matemáticas a los datos proporcionados por una observación rigurosa de los
fenómenos estudiados, dejando al margen preconcepciones, prejuicios y demás
servilismos impuestos a la inteligencia humana por las creencias y por la
opinión común.
En 1632, tras
conseguir de forma poco ortodoxa los permisos eclesiásticos oportunos, Galileo
publica sus "Diálogos", en los que se ataca abiertamente el
aristotelismo y se hace una defensa cerrada de las teorías copernicanas. Uno de
los personajes, Simplicio, a quien se presenta como alguien torpe
intelectualmente, defiende en la obra algunos argumentos que eran utilizados
por el Papa Urbano VIII, por lo que esas coincidencias, según algunos, fueron
utilizadas por los próximos a Urbano VIII para enemistarle con Galileo. Ya
fuera por esta razón, o por haberse saltado la autoridad papal para conseguir
el "imprimatur", o por el cambio de las circunstancias políticas en
las que se veía envuelto el Vaticano, lo cierto es que Urbano VIII prohíbe la
difusión de los "Diálogos", ordenando que una comisión especial
estudie el libro. Siguiendo el dictamen elaborado por dicha comisión, Urbano
VIII remite el caso a la Inquisición, que convoca a Galileo a presentarse ante
el tribunal en Roma. Galileo solicita que el juicio se celebre en Florencia,
dada su edad y su estado de salud. Pero se rechaza su solicitud y debe
trasladarse a Roma, bajo la amenza de que, de no hacerlo voluntariamente, sería
detenido y llevado encadenado ante el tribunal.
En febrero de 1633
viaja a Roma, para declarar ante el tribunal de la Inquisición, pero se le
permite residir en el palacio del embajador de la Toscana, aunque debe
mantenerse aislado. Del 12 al 30 de abril es formalmente interrogado por el
tribunal y, tras diversas vicisitudes penosas, abjura de sus errores en una
ceremonia oficiada en la iglesia de Santa Maria Sopra Minerva. Posteriormente
se le confinará bajo arresto domiciliario en su residencia de Arcetri, cerca de
Florencia, donde deberá cumplir su condena. Allí continuará trabajando en su
obra "Discursos sobre dos nuevas ciencias", que será publicada
finalmente en Leiden, en 1638, por Louis Elsevier.
Su estado de salud
empeora progresivamente. En 1634 pide permiso a las autoridades eclesiásticas
para ser tratado por los médicos, en Florencia, pero se le deniega el permiso,
bajo la advertencia de que, de volver a pedir otro permiso, será encarcelado.
Ese mismo año muere su primera hija, Virginia, en un convento cerca de Arcetri,
en el que profesaba los hábitos con el nombre de Sor María Celeste, y con la
que había mantenido correspondencia regularmente desde 1623. Pese a estas
circunstancias y a la pérdida progresiva de visión, Galileo continúa sus
actividades. En 1638 pierde totalmente la visión y realiza una petición para
que se levante su condena y sea liberado, petición que es denegada,
permitiéndosele, no obstante, establecerse en su casa de Florencia, a fin de
que pueda ser tratado médicamente de sus dolencias. Pocos años después muere en
su villa de Arcetri, el 8 de enero de 1642.
Según la opinión
más extendida entre la mayoría de filósofos e historiadores de la filosofía, se
tiende a considerar a Descartes, con su filosofía racionalista, como el
iniciador de la filosofía moderna. Pese a que su actividad se desarrolla en un
contexto de innovación y descubrimientos en el que intervienen muchos otros
filósofos, con importantes aportaciones, su afirmación del valor de la razón,
anclada en el descubrimiento de la subjetividad, abrirá el camino a la
filosofía moderna.
Después de sus
estudios opta, pues, por la carrera de las armas y se enrola en 1618, en
Holanda, en las tropas de Maurice de Nassau, príncipe de Orange. Allí conocerá
a un joven científico, Isaac Beeckman, para quien escribe pequeños trabajos de
física, como "Sobre la presión del agua en un vaso" y "Sobre la
caída de una piedra en el vacío", así como un compendio de música. Durante
varios años mantienen una intensa y estrecha amistad, ejerciendo Beeckman una influencia
decisiva sobre Descartes, sobre todo en la concepción de una física matemática,
en la que había sido instruido por Beeckman. Continúa posteriormente sus
investigaciones en geometría, álgebra y mecánica, orientado hacia la búsqueda
de un método "científico" y universal.
- 6. John Locke
El empirismo, que
se desarrollará en Gran Bretaña a lo largo de los siglos XVII y XVIII, hará de
la experiencia la fuente y el límite de todos nuestros conocimientos,
correspondiéndole a John Locke uno de los lugares privilegiados entre los
defensores de dicha corriente de pensamiento. No menos importante será su
filosofía política que, en defensa de los ideales políticos de la burguesía,
apuesta por la división de poderes y se considera que sienta las bases teóricas
del liberalismo moderno.
finalizará el
"Ensayo sobre el entendimiento humano", y publicará la "Epistola
de Tolerentia", en latín, al tiempo que entra en contacto con los
revolucionarios ingleses exiliados en Holanda, en consonancia con los ideales
políticos plasmados en sus "Tratados sobre el gobierno civil". Tras
la Revolución de 1686, que llevó al trono a Guillermo de Orange, y una vez
consolidad su victoria, regresará a Inglaterra, desempeñando varios cargos en
Londres, siendo el de mayor relevancia el de Comisario de Comercio. En 1691 se
retirará a Oates, en Essex. Allí se instalará en la mansión de Sir Francis y
Lady Masham, (una de las primeras mujeres inglesas que publicó obras
filosóficas, y mantuvo correspondencia filosófica con Locke y Leibniz,
publicando además la primera biografía de Locke), a la que había conocido de
soltera como Damaris Cudworth en 1682, poco antes de su exilio, y con la que
mantuvo una relación afectiva e intelectual hasta su muerte, el 28 de octubre
de 1704.
- 7. David Hume
Junto con el
racionalismo, que se desarrolla en la Europa continental, el empirismo es la
otra gran corriente filosófica de la modernidad, que se desarrollará en Gran
Bretaña en los siglos XVII y XVIII. David Hume es uno de sus más
representativos portavoces, alcanzando un reconocido prestigio al llevar al
empirismo, mediante el análisis del conocimiento y la crítica de la metafísica
y la moral, a sus últimas consecuencias.
En 1763 recibió la
invitación del conde de Hertford de acompañarle a París como secretario de
embajada. Rechazada la invitación en principio, Hume la aceptó ante la
insistencia del conde, dirigiéndose a París donde permanecerá hasta 1766,
participando en las actividades de los eciclopedistas y los círculos ilustrados
y entablando amistad con algunos de los personajes destacados de la época, como
Rousseau.
A su regreso a
Londres fue nombrado "subsecretario de estado para el departamento
septentrional", que se ocupaba de los asuntos diplomáticos con los países
situados al norte de Francia, cargo que no estaba remunerado y que desempeñó
durante dos años, hasta 1769. Ese año regresará a Edimburgo, continuando sus
actividades de estudio e investigación. Allí morirá el 25 de agosto de 1776,
habiendo escrito previamente, el 18 de abril, una breve autobiografía, conocedor
ya de su pronta e inevitable muerte.
- 8. Inmanuel Kant
La filosofía
kantiana, llamada por su autor Idealismo Trascendental y conocida entre
nosotros también como filosofía crítica o "criticismo", se desarrolla
a partir de una nueva solución del problema del conocimiento según la cual los
elementos formales y los elementos materiales del conocimiento han de colaborar
para que éste pueda darse, pretendiendo, de este modo, superar las limitaciones
del empirismo y del racionalismo.
Obras
Se suele dividir la
obra de Kant en dos períodos: el precrítico y el crítico. El primero de ellos
abarcaría toda la actividad filosófica kantiana hasta la
"Disertación" de 1770, y el segundo su actividad filosófica
posterior, en el que desarrolla su pensamiento en una dirección distinta, cuyas
líneas fundamentales expone en la "Crítica de la razón pura". Algunos
estudiosos de Kant, no obstante, distinguen dos fases en el periodo precrítico:
la primera, hasta 1755, según unos, o 1760, según otros, en la que predominaría
en Kant el interés por la física y las ciencias en general; la segunda, hasta
1770, coincidiendo con su actividad como Privatdozent en la
Universidad de Königsberg, dominada por preocupaciones metafísicas
El
problema del conocimiento

El concepto de ciencia es en si mismo problemático y su discusión y análisis en profundidad es materia de la filosofía de la ciencia o epistemología. No pretendemos aquí, naturalmente, pasar revista al estado actual de esta discusión. Para nuestro propósito bastará con caracterizar el concepto de ciencia tal como se ha dado en un sentido tradicional y que ha dominado y orientado la praxis científica (en las ciencias de la naturaleza) desde Galileo y Bacon en adelante, pues a este modelo responde el surgimiento histórico de la psicología como ciencia y desde él (y contra él) se produce la áspera disputa respecto al carácter o falta de carácter científico de la misma y a si un determinado modo de entender y hacer psicología posee valor científico o no.
Plantearse el problema del concepto de ciencia no es tarea fácil; a preguntas tales como qué es la ciencia? (y por contraste qué no es ciencia),cómo procede la ciencia? en qué consiste la ciencia?, surgen inmediatamente otros interrogantes de tipo más básico: es posible el conocimiento?, en caso afirmativo, cómo podemos conocer?, pues cualquier cosa que se diga de la ciencia algo es indudable: la ciencia es una forma de conocimiento; de modo que antes del problema epistemológico propiamente dicho tenemos el problema gnoseológico, el problema del conocimiento como tal.
El problema gnoseológico se encuentra presente ya en los comienzos de la reflexión filosófica en Grecia. Para Parménides de Elea, el pensar no tiene otro objeto que el Ser y éste no se identifica con las cosas múltiples que devienen, el mundo de los sentidos, sino que es permanente, eterno,inmóvil y necesario. En consecuencia, la multiplicidad y el devenir se oponen al Ser; la vía de los sentidos es falaz y conduce al error.
Mientras los eléatas sostenían la existencia del Ser, los sofistas vinieron a sostener la impermanencia y relatividad de todo. Para Protágoras de Abdera no hay verdaderamente Ser sino sólo "fenómenos" y "cambio". Pero he aquí que si no hay Ser no hay verdad en términos absolutos y permanentes, por lo que el "hombre es la medida de todas las cosas". El pensamiento de los sofistas vino a sostener un relativismo que se traduce en un ecepticismo de fondo.
En Sócrates, la Realidad supera siempre al hombre, por lo que hay que ser cauto y prudente a la hora de hablar de la "verdad". El hombre sabio es conciente de su ignorancia, lo que no implica un ecepticismo, sino la aceptación humilde de la limitación como principio del saber.
La búsqueda de la sabiduría es el más grande anhelo socrático, pero este principio de la sabiduría es reconocer que el hombre (y por lo tanto el conocimiento que pueda obtener) es finito y limitado. La verdad, por otra parte, no debe buscarse fuera (el camino de los sentidos), sino dentro. "Sócrates representa un descubrimiento del hombre y, hasta cierto punto, de la reflexión sobre sí como punto de partida del redes cubrimiento del Ser y, al mismo tiempo, una exigencia de conocimiento filosófico universalmente válido".(1)
Con Platón, la teoría del conocimiento no asume una forma unívoca y precisa, pues se va modificando a lo largo de sus diálogos; sin embargo para nuestro propósito bastará con una caracterización general en términos de la distinción entre una realidad "inteligible" conformada porlas ideas necesarias, universales y eternas y la realidad "sensible", corres pondiente al mundo de las cosas, mudable y cambiante, que corresponde a un grado inferior del Ser y, por lo tanto, a un tipo inferior de conocimiento (doxa).
1. Caturelli, A., La Filosofía, p. 102.
La ontología platónica que implica los "grados del ser" (dialéctica) se corresponde con los grados del conocimiento, pues el Ser, como en Parménides, corresponde al pensar. El mundo sensible (2do. grado del ser) es el reflejo o signo del mundo inteligible de las Ideas, por lo que el mundo de las cosas y el devenir (del cual el hombre participa en cuanto ente corporal) permite descubrir el orden inteligible del Ser Absoluto y permanente. Pero entre lo sensible y lo inteligible existe el grado intermedio de los entes matemáticos, no del todo desprendidos de lo sensible, a los cuales corresponde la razón discursiva (dianoia), que no es un conocimiento perfecto pero sí superior al conocimiento sensible. Finalmente, al orden de la Suprema Realidad corresponde la intuición (noésis), que es el conocimiento perfecto.
Y así llegamos a Aristóteles, considerado habitualmente como el verdadero precursor de la ciencia moderna, a pesar de que ésta se constituye inicialmente como oposición al aristotelismo de la escolástica medieval.
Aristóteles conservó el dualismo platónico entre "lo sensible" y "lo inteligible"; entre el devenir de la naturaleza y el motor inmóvil.
Mas lo que en Platón es trascendente (las esencias-ideas), en Aristóteles es inmanente (la esencia de una cosa). Aristóteles rechaza el intuicionismo platónico, siendo la "razón" el instrumento del conocimiento, motivo por el cual deben estudiarse y establecerse sus leyes (lógica).
La ciencia es conocimiento por las causas (idea ésta que luego sería fundamental en la concepción moderna de la ciencia, si bien la causalidad en Artistóteles es mucho más que la empírica de la ciencia), por lo tanto, la demostración correcta la hace posible. Distinguiendo entre el estudio de las "causas próximas" (ciencias particulares) y la ciencia de las "primeras causas" y principios de las cosas (Metafísica).
Aristóteles, como Platón, reconoce tres grados del conocimiento, con la diferencia que no corresponden a tres grados del Ser, sino a tres niveles de abstracción. Así entonces está la Física (1er. grado), la matemática (2do. grado) y la metafísica (3er. grado). El conocimiento del cambio, de lo singular (física) no es ciencia, mientras que el conocimiento de lo universal (metafísica) sí lo es.* No obstante, la metafísica de Aristóteles no se refiere a un orden suprasensible, un "más allá de la física que es el Ser que hace ser a lo visible... Lo real para Aristóteles no es algo que existe más allá de lo sensible, sino que es simplemente la realidad natural o física de la cual puedo, por abstracción, fabricar el concepto universal del ente (por lo que) no hay propiamente metafísica sino un naturalismo realista o un realismo cósmico".(1)
* En este caso, la ciencia moderna (positivista) seguirá manteniendo el criterio de lo universal, pero se producirá una inversión total respecto a que sólo se considerará ciencia al estudio de lo observable y empírico mundo físico), en tanto que se considerará mera especulación carente de valor a lo que Aristóteles designaba como metafísica.
1 Caturelli, A.: ob. cit, p. 121
En el naturalismo, el conocimiento causal y el método deductivo aristotélico, junto al "objetivismo" propio del pensamiento griego, se encuentran los elementos prefiguradores del concepto de ciencia tal como, casi 20 siglos después, se desarrollaría en la Europa de principios del siglo XVII.
El propio conocimiento encierra la idea de "verdad", pues conocer es conocer con verdad, lo contrario es falsedad o ilusión, lo cual carece de valor o utilidad alguna. En el pensamiento griego la reflexión epistemológica forma parte del filosofar (Platón - Aristóteles), como también puede decirse de la Edad Media; pero es en la Edad Moderna cuando aparece como tema de reflexión en sí mismo.
Como tal es tratado por John Locke en su "Ensayo sobre el entendimiento humano" (1690); por George Berkeley en el "Tratado de los principios del conocimiento humano" (1710); por David Hume en su "Tratado de la naturaleza humana" (1748). También en el caso de Leibniz, que en los "Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano"(editado en forma póstuma en 1765) intenta la refutación de la posición sentada por Locke. Con la "Crítica de la razón pura" (1781),Kant aborda la crítica del conocimiento científico de la naturaleza.
Según Johannes Hessen en su "Teoría del Conocimiento", el fenómeno del conocimiento linda con tres esferas distintas:
a- El sujeto (esfera psicológica)
b- La imagen (esfera lógica)
c- El objeto (esfera ontológica)
De aquí que toda reflexión epistemológica se realice, necesaria mente, desde una ontología o remita a ella. Así ocurre (como acabamos de ver) en los presocráticos, en Platón, Aristóteles y toda la historia del pensamiento.
Siendo así, a partir de la dualidad "sujeto-mundo" proveniente de la filosofía griega el problema del conocimiento se presenta como una cuestión de correspondencia entre el sujeto (conciencia o mente cognoscente) y el objeto. Siguiendo a Hessen, el problema así planteado puede descomponerse en las siguientes cinco subcuestiones:
-Puede el sujeto aprehender realmente el objeto? (posibilidad del conocimiento).
-Cuál es la fuente o base del conocimiento humano? (origen del conocimiento).
-Existe sólo una o varias formas de conocimiento (formas del conocimiento).
-Cómo distinguir con certeza lo verdadero de lo falso? (criterios de verdad).
A la primera pregunta obviamente sólo cabe responder por la afirmativa si no se quiere asumir o caer en una posición escéptica, a partir de la cual cesa toda discusión sobre el conocimiento. La ciencia, cualquiera fuera la forma en que se la entienda, la filosofía y la historia cultural de la humanidad suponen admitir esta posibilidad como punto de partida.
Claro que una vez admitida esta posibilidad inmediatamente surgen diferentes formas de entender dicha posibilidad, pudiéndose resumir en las siguientes:
-Dogmatismo, que habitualmente adopta la forma de tradicionalismo o racionalismo.
-Relativismo, que reconoce la posibilidad del conocimiento sólo limitado a una esfera restringida y contingente.
-Pragmatismo, que reemplaza el concepto de "verdad" por el de "utilidad" (en el fondo, como lo señala Hessen,
es un ecepticismo atenuado.
-Criticismo, encarnado en la doctrina kantiana del conocimiento.
Respecto a la segunda pregunta las posturas posibles se bifurcan en dos alternativas opuestas representadas por el Racionalismo, que sostiene a la Razón como fuente del conocimiento a partir de postular la inteligibilidad del mundo (Platón, Descartes, Kant) y el Empirismo, (Locke, Hume, Mill) que sólo reconoce a la "experiencia sensible" como fuente del conocimiento, con diversas formulaciones en cada caso y combinaciones entre sí.
En cuanto a la crucial cuestión, dada la relación "sujeto-objeto", de cuál determina a cuál, nos encontramos también con la polaridad "Realismo-Idealismo". El primero sosteniendo que el sujeto (la conciencia o mente) es determinado por el objeto, lo que significa que el conocimiento se concibe como un isomorfismo o consonancia del pensamiento con el objeto; el segundo postulando exactamente lo inverso, el objeto o realidad es determinada por el pensamiento. Desde luego, como en todos los casos, existen distintas formas de realismo e idealismo, pero las enunciadas son las posiciones básicas.
En lo que se refiere a la tercera cuestión planteada por Hessen, las formas del conocimiento, las posiciones básicas que encontramos son las siguientes:
-La que sólo reconoce una sola forma de conocimiento, esto es el de tipo discursivo-racional o empírico-racional, según sea la vertiente racionalista o empirista. En el positivismo esta exclusividad es asumida por la ciencia.
-La que reconoce, además, a la intuición como una forma válida de conocimiento. Es el caso de Platón y toda una línea de pensamiento que se continua con Plotino, San Agustín y Pascal; pero también está expresada, si bien con distintos matices, en Bergson, Husserl y Scheler.
-La correspondiente a la tradición místico-religiosa que sostiene a la Revelación y la Iluminación como una forma de conocimiento supraracional o arracional, extraempírico y vivencial.
Vemos así que el problema del conocimiento (en su posibilidad, origen y formas) caben diferentes respuestas y posturas, cada una de las cuales, así como una variedad de combinaciones entre ellas, se han dado a lo largo de la historia del pensamiento. Estas posturas, en última instancia, implican o se vinculan a una determinada concepción del ser, esto es, remiten a una ontología.
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