1. La ruptura con
el mito.- Ya se dijo
que los mitos,
en un momento dado, fueron insuficientes para explicar el mundo e incluso
resultaban poco creíbles. La propia técnica que se manejaba hacia el s. VI adC
en Grecia, necesitaba de elementos más tangibles que describieran la realidad
en otros términos que no fueran narraciones sobre dioses, seres semimágicos, héroes
o transmutaciones venidas de no se sabe dónde. Sin embargo, se infiere que el
mundo es inteligible (entendible,
captable, alcanzable) y se interpreta como naturaleza (physis)
y, por tanto, como principio generador del que nace todo lo que percibimos. Y
tal principio (arché) tiene una
causa natural y no divina.
2. Los hombres que
rompieron con el mito.- No
se piense que, en la Historia de la Filosofía,
todos los hombres cambiaron de modo de pensar automáticamente a partir de Tales
de Mileto. Eso sería muy ingenuo y poco cercano a la verdad. En general, todos
los hombres que participaron en los albores de la filosofía, eran aristócratas (algunos tenían lazos con la
realeza), individuos cultos y muy versados en las ciencias de entonces. Solían
dominar la escritura (aunque sabemos de ellos por un puñado de fragmentos y por
otros filósofos recopiladores), las matemáticas, predecían eclipses, el Teorema de
Pitágoras se debe a éste o a uno de
sus discípulos, se enseñaban unos a otros (Tales a Anaximandro y éste a
Anaxímenes, o Sócrates a Platón y éste a Aristóteles) fundando escuelas o academias y, casi todos, participaban
en la vida pública y política de modo influyente. Precisamente, por sus ideas
novedosas, muchos fueron perseguidos o desterrados. Piénsese en estos
primeros filósofos como
una élite crítica con el modo de pensar mítico y avezada en conocimientos
científicos y técnicos de la época, pero que pertenecían a clases pudientes,
con grandes propiedades y que mantenían esclavos. Es de este modo como podían
viajar, tener contactos con los mejores intelectos de entonces, leer,
experimentar, inventar, pensar en cómo organizar la polis y dedicarse a la
especulación sobre el mundo y el hombre. Aún así, teniendo en cuenta las
circunstancias que les tocó vivir, nada les resta mérito en su obra de cambiar
el pensamiento.
3. El logos.- El
significado del término tiene varias acepciones: estimación, aprecio, relación,
proporción, medida, razón de ser, causa, explicación, frase, enunciado,
definición, razonamiento o argumento. No obstante, para operar con el término
en unas condiciones expositivas generales, logos se enfrenta a mito por cuanto este último se manifiesta en un lenguaje
poético y literario (fantástico), con una retórica de tradición oral. En
cambio, el logos lo
hace en forma de un discurso
calculado, razonado, justificado y por escrito. La forma discursiva se
complementa con su fondo, pues el logos trata
de encontrar el orden del mundo y de las cosas (el kósmos) en el mismo devenir natural del universo.
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