Filosofía analítica es
un término genérico para un estilo de filosofía que
comenzó a dominar a los países de lengua inglesa en el siglo XX. En los Estados
Unidos, el Reino Unido, Canadá, Escandinavia, Australia y Nueva Zelanda, la
gran mayoría de los departamentos de filosofía de las universidades se
identifican a sí mismos como departamentos “analíticos”.1
El término
“filosofía analítica” puede referirse a:
(a) Una tradición
de hacer filosofía2 3 caracterizada
por un énfasis en la claridad y la argumentación, comúnmente alcanzadas a
través de la lógica
formal y el análisis dellenguaje,
y por un gran respeto por las ciencias naturales.4 5
(b) Algunos
desarrollos en la filosofía de inicios del siglo XX, tales como el trabajo
de Bertrand Russell y Gottlob
Frege, y el positivismo lógico.
En este sentido, la filosofía analítica tiene compromisos filosóficos
específicos (algunos rechazados por filósofos analíticos contemporáneos), en
concreto:6
- La visión del positivista que
considera que no hay verdades específicamente filosóficas y que el objeto
de la filosofía es la clarificación lógica de los pensamientos. (Esto se
puede contrastar con el fundacionismo tradicional,
derivado de Aristóteles,
que mira a la filosofía como un tipo especial de ciencia, la más alta, que
investiga las razones fundamentales y los principios de todo.7 Como
resultado, muchos filósofos analíticos han considerado a sus
investigaciones como continuas con, o subordinadas a, las de las ciencias
naturales.8
- La visión de que la
aclaración lógica de los pensamientos sólo puede ser alcanzada a través
del análisis de la forma
lógica de proposiciones
filosóficas.9 La
forma lógica de una proposición es una forma de representarla (normalmente
usando la gramática formal y
el simbolismo de un sistema lógico)
para mostrar su similaridad con todas las otras proposiciones del mismo
tipo. Sin embargo, los filósofos analíticos disienten ampliamente sobre
cuál es la forma lógica correcta del lenguaje ordinario.10
- El rechazo de sistemas
filosóficos omniabarcantes en favor de la atención a los detalles,11 el
sentido común y el lenguaje ordinario.12
El Movimiento
analítico lo inicia en Inglaterra G. E. MOORE 1873-1958) con su obra Refutación
del idealismo, de 1903, que contó; con el apoyo de B. RUSSELL, compañero y
amigo en la universidad de Cambridge. Ambos recuperan la tradición empirista
propia de la filo-sofía inglesa, en particular la de D. HUME con su atomismo de
los ele¬mentos del conocimiento. En contra del Idealismo, los filósofos
analíticos comparten el Idealismo derivado del sentido común que, mediante una
actitud empirista y el recurso al método analítico, tendría el lenguaje como
objeto propio de la filosofía. Esta concepción de la filosofía da lugar a
varias corrientes de pensamiento:
- En primer lugar señalaremos
al Atomismo lógico. Así, G. E. MOORE analiza el lenguaje común u ordinario
y B. RUSSELL analiza el lenguaje ideal o formal. B. RUSSELL entendió que
el lenguaje lógico-formal es capaz de enfrentarse de forma más adecuada y
eficaz que el lenguaje ordinario, a la comprensión de los hechos que
acaecen en el mundo y, por tanto, puede sa-tisfacer mejor las aspiraciones
cognoscitivas de la filosofía.
- Por otra parte, L.
WlTTGENSTEIN (1889-1951) estudió en Cambridge con los dos maestros
anteriores y, como resultado de sus enseñanzas, escribió el Tractatus
Logico-Philosophicus, en el que afirma que el objeto de la filosofía se
reduce a la aclaración lógica del pensamiento. De regreso a Viena entró en
con¬tacto con M. SCHLICK, promotor del Círculo de Viena e impulsor del
Neopositivismo, que aplica el análisis al lenguaje científico.
- A partir de 1929, el
mismo http://es.wikipedia.org/wiki/Ludwig_Wittgenstein inició
una nueva etapa: revisó sus teorías y escribió Investigaciones
filosóficas, con nuevas perspectivas para el análisis del lenguaje y para
la concepción de la filosofía. Estas nuevas ideas tuvieron conti-nuidad en
sus discípulos de las universidades de Oxford y Cambridge, iniciadores de
la Filosofía analítica, corriente que desarrolla el análisis del lenguaje
ordinario. (Andrea Jimenez)
Al inicio de su
carrera, Russell y su colaborador Alfred North Whitehead,
estuvo fuertemente influenciado por Gottlob
Frege, quien desarrolló el cálculo de predicados.
Esto permitió que se pudiera analizar la forma lógica de un gran rango de
oraciones, muchas más de las que permitía la lógica aristotélica.
Frege fue una figura clave también para la filosofía de las matemáticas.
En contraste con la “Filosofía de la Aritmética” de Husserl,
que intentaba mostrar que el concepto de número
cardinal se deriva de actos mentales
de agrupar objetos y contarlos,13 Frege
buscó mostrar que las matemáticas y la lógica tenían una validez propia,
independiente de los juicios o estados mentales de matemáticos y lógicos
individuales (justo lo que proponía el psicologismo de
Husserl). En su obra cumbre, la ‘Conceptografía’,
Frege construye la lógica moderna a través de un cálculo de proposiciones y
de predicados. Frege desarrolló su filosofía de la lógica y de las matemáticas,
sobre todo la noción lógica de número, en ‘Fundamentos de la
aritmética’ (1884) y ‘Leyes de la
aritmética’ (1893 & 1904). Entre la
publicación de ambas obras, Frege desarrolló a profundidad los conceptos
semánticos de sentido y referencia, así como los lógicos de función, concepto y
objeto.14 Bertrand
Russell y Alfred North Whitehead desarrollaron
el logicismo fallido de
Frege e intentaron mostrar a su vez que las matemáticas son reducibles a
principios lógicos fundamentales. Los “Principia Mathematica”
(1910-1913) alentaron a varios filósofos a tomar un renovado interés en el
desarrollo de la lógica simbólica.
Además, Russell adoptó la
lógica como su herramienta filosófica primaria, una herramienta que pensó podía
exponer la estructura subyacente de diversos problemas filosóficos. Por
ejemplo, las siguientes tres oraciones, aunque similares en español, tiene tres
diferentes significados en la lógica de predicados:15
- en 'el gato “está” dormido’:
el “está” de predicación dice que 'x es P': P(x)
- en 'ahí “hay” un gato”’:
el hay de
existencia dice que hay una x: ∃(x)
- en 'tres “es” la mitad de
seis’: el “es” de identidad dice que x es lo mismo que y: x=y
Russell buscó
resolver varios problemas filosóficos aplicando distinciones claras como las
anteriores. Su análisis más famoso quizá sea el de las descripciones definidas en
“Sobre la denotación”.16
Más o menos de 1910
a 1930, filósofos analíticos como Russell y Ludwig Wittgenstein se
enfocaron a crear un lenguaje ideal para el análisis filosófico que estaría
libre de las ambigüedades del lenguaje ordinario que, según su visión,
usualmente metía en problemas a los filósofos. En esta fase, Russell y
Wittgenstein buscaron comprender el lenguaje, y por tanto los problemas
filosóficos, haciendo uso de la lógica
formal para formalizar las
afirmaciones filosóficas. Wittgenstein desarrolló un sistema comprehensivo de atomismo
lógico en su “Tractatus logico-philosophicus”.
Ahí argumentó, de modo bastante críptico a lo largo de varias sentencias, que
el mundo es la totalidad de los hechos, y los hechos pueden ser expresados en
el lenguaje de lógica de predicados de primer orden. Así, el lenguaje es una
“figura” del mundo que se puede construir expresando hechos atómicos en
proposiciones atómicas ligándolas usando operadores
lógicos.
Entre las décadas
de 1920 y 1940, el formalismo de Russell en los “Principia Mathematica”
y Wittgenstein en el “Tractatus logico-philosophicus fue
tomado muy en serio por un grupo de pensadores en Viena y Berlín, quienes
conformaron el Círculo de Viena y
el Círculo de Berlín.
Su doctrina se conoce como positivismo lógico (o empirismo lógico).
El positivismo lógico usa herramientas lógicas formales para sostener una
explicación empirista de nuestro conocimiento del mundo.17 Filósofos
como Rudolf Carnapy Hans
Reichenbach, junto con otros miembros
del Círculo de Viena sostenían
que las verdades de la lógica y las matemáticas eran tautologías y
las de la ciencia eran aseveración empíricamente verificables. Estas dos
constituían el universo entero de juicios con significado; cualquier otra cosa
era un sinsentido. Las aseveraciones de la ética, la estética y la teología
serían, de acuerdo con esto, pseudo-afirmaciones, ni verdaderas ni falsas, sino
puro sinsentido carente de significado. La insistencia de Karl
Popper en el rol de la falsación en
filosofía de la ciencia constituyó una reacción a los positivistas lógicos.18 Con
la llegada al poder de Hitler y
el Nazismo en Alemania y
Austria, muchos miembros de los círculos de Viena y Berlín se vieron obligados
a huir, debido a sus simpatías de izquierdas y el origen judío de algunos de
ellos. Se refugiaron sobre todo en el Reino Unido y en Estados Unidos, lo que
ayudó a reforzar el dominio del positivismo lógico y de la filosofía analítica
en el mundo angloparlante.19Los
positivistas lógicos típicamente consideraron que la filosofía tenía un rol
bastante estrecho. La filosofía tendría que ver con la clarificación del
pensamiento, más que con contenidos concretos propios. Los positivistas lógicos
adoptaron el principio de verificación o verificacionismo,
según el cual toda aserción con significado o bien es unaproposición analítica o
bien es susceptible de ser verificada a través de la experiencia. Esto condujo
a los positivistas lógicos a rechazar muchos problemas filosóficos
tradicionales, especialmente los de metafísica u ontología,
por considerarlos carentes de significado.
Después de la Segunda Guerra Mundial hacia
finales de la década de los cuarenta y durante la década de los cincuenta, la
filosofía analítica dio un giro hacia el análisis del lenguaje ordinario. Este
movimiento tuvo lugar en el auge de la filosofía tardía del en ocasiones
llamado “segundo” Wittgenstein,
misma que se distancia en algunos puntos centrales de su primera filosofía. En
contraste con filósofos analíticos anteriores (incluido el primer
Wittgenstein), quienes pensaban que los filósofos debían evitar las engañosas
trampas del lenguaje natural construyendo lenguajes ideales, los filósofos del
lenguaje ordinario sostuvieron que el lenguaje natural de hecho refleja un gran
número de distinciones sutiles que suelen pasar inadvertidas en la formulación
de teorías y problemas filosóficos tradicionales. Mientras escuelas como el
positivismo lógico se centraban en términos lógicos, supuestamente universales
e independientes de factores contingentes como la cultura, el lenguaje, las
condiciones históricas, etc., la filosofía del lenguaje ordinario enfatiza el
uso del lenguaje que hacen los usuarios ordinarios. Esto, claro, acerca un poco
más a la filosofía del lenguaje ordinario a disciplinas como la historia y la
sociología. Los filósofos del lenguaje ordinario más prominentes durante los
años cincuenta fueron Austin y Ryle,
además del propio Wittgenstein. Bajo su visión, los problemas filosóficos se
disuelven, que no resuelven, mostrando que son resultado de malinterpretar el
lenguaje ordinario. El ejemplo de Ryle del "Fantasma en la
Máquina" y un sinfín a cargo de
Wittgenstein, entre otros.
A principios de la
década de los cincuenta, el positivismo lógico había sido fuertemente desafiado
por Wittgenstein en
las “Investigaciones filosóficas”, Quine en
“Dos dogmas del
empirismo” y por Wilfrid
Sellars en “El
empirismo y la filosofía de la mente”. En los sesenta,
tanto el positivismo lógico como la filosofía del lenguaje ordinario pasaron
rápidamente de moda y la filosofía en lengua inglesa comenzó a incorporar un
mayor rango de intereses, temas y métodos.[cita requerida] No
obstante, hoy día la mayoría de los filósofos de Estados Unidos, Reino Unido y
Australia se consideran a sí mismos “filósofos analíticos”.20 En
gran medida la noción de “filosofía analítica” se extendió desde de los
programas específicos que dominaron la filosofía anglófona antes de 1960 a una
noción mucho más general de “estilo analítico”, caracterizado por la precisión
y profundidad con respecto a un tema limitado y en oposición a “discusiones
imprecisas y arrogantes sobre temas muy amplios”.21 Esta
interpretación de la historia está muy lejos de ser universalmente aceptada, y
los oponentes de la filosofía analítica restan mucha importancia al rol de
Wittgenstein durante los sesenta y setenta. Peter
Hacker,22representa
la visión de los seguidores de Wittgenstein cuando critica que mucha de la
filosofía contemporánea que se dice a sí misma analítica realmente no merece el
título. De acuerdo con él, a mitad de la década de los setenta, en parte por
razones económicas, el centro de gravedad de la filosofía se trasladó de Gran
Bretaña a los Estados Unidos, donde la influencia de Wittgenstein nunca fue
definitiva. Aquí, bajo la influencia del creciente prestigio de ciertos
desarrollos científicos y tecnológicos como las informática, la neurofisiología
y la lingüística chomskyiana,
los argumentos wittgensteinianos fueron relegados a un segundo término o
descartados por completo. “Lo que desde la perspectiva de Wittgenstein eran
enfermedades del intelecto, muchas a las que sucumbió en su juventud y en las
que trabajó largo tiempo para extirparlas, surgieron nuevamente en formas
violentamente mutadas”. (Hacker, p. 272)
Aunque los
filósofos contemporáneas que se identifican a sí mismos como “analíticos”
tienen intereses, presunciones y métodos divergentes –y en ocasiones han
rechazado las premisas fundamentales que definieron al movimiento antes de
1960- la filosofía analítica, en su estado actual, se define por un estilo
particular23 caracterizado
por la precisión y la profundidad sobre temas muy específicos.21 Algunos
de los campos más importantes y activos de la filosofía analítica contemporánea
se resumen en las siguientes secciones:
Motivado en parte
por el interés en el verificacionismo de los positivistas lógicos, el conductismo fue
la teoría de la mente más prominente en la filosofía analítica de la primera
mitad del siglo XX.24 Los
conductistas sostenían o bien que toda proposición sobre la mente era
equivalente a proposiciones sobre conducta y disposiciones para actuar de modo
particular o bien que los estados mentales eran equivalentes a conducta y
disposiciones para actuar. En la década de los cincuenta, el conductismo cedió
posiciones a favor del fisicalismo de tipos o
teoría de la identidad y en los sesenta por el funcionalismo y
la teoría de la identidad de casos (en oposición a la de tipos), sobre todo en
la versión de Donald
Davidson y su monismo
anómalo.25 Actualmente
los temas de filosofía de la mente se encuentran estrechamente vinculados con
diferentes aspectos de las ciencias
cognitivas como la modularidad de la
mente o el innatismo.
También ha habido unos cuantos filósofos analíticos que han defendido el
dualismo, la importancia de la conciencia y el dualismo de propiedades, en
buena medida alentados por David
Chalmers. John
Searle sugiere que la obsesión con
la filosofía del lenguaje en la primera mitad del siglo XX fue superada en la
segunda mitad por un mayor énfasis en la filosofía de la mente,26 en
la cual el funcionalismo probablemente sea la teoría dominante. En años
recientes, un tema central de investigación en filosofía de la mente ha sido
la conciencia. Las teorías más
conocidas sobre la conciencia son la heterofenomenlogía deDaniel
Dennett; el representacionismo de Fred
Dretske y Michael Tye;
las teorías de segundo-orden de David M. Rosenthal, David Armstrong y William Lycan;
el tomismo analítico de Anthony
Kenny, además de la propia obra de
John Searle.
La primera mitad
del siglo XX estuvo marcada por una negligencia generalizada de la ética
filosófica y la popularidad de actitudes escépticas con
respecto al valor (v.gr. elemotivismo).
Durante este tiempo, el utilitarismo era
la única aproximación no-escéptica a la ética que siguió siendo popular. Sin
embargo, en la segunda mitad del siglo XX, varios filósofos analíticos
comenzaron a recobrar el interés en la ética. El libro “Filosofía moral moderna”
de 1958 de Elizabeth Anscombe revivió
la ética de virtudes deAristóteles y
“Una teoría de la justicia” de 1971 de John
Rawls restableció el interés en
la filosofía ética kantiana.
Actualmente, la filosofía ética se halla dominada por tres escuelas: el
utilitarismo, la ética de virtudes y el kantismo. Otro desarrollo importante en
la segunda mitad del siglo XX (c. 1970) ha sido la gran preocupación de la
filosofía ética contemporánea con las aplicaciones prácticas de la ética, en
especial en relación con asuntos del medio ambiente, derechos de los animales y
los grande retos de la ciencia médica a través de la bioética.27 28 29 Como
un efecto colateral del énfasis en la lógica y el lenguaje en los años
iniciales de la filosofía analítica, los filósofos analíticos tenían poco que
decir sobre la ética.30 La
actitud estuvo bastante difundida y se orientaba más a explicar por qué la
filosofía tenía poco o nada que decir al respecto. Wittgenstein, en el
“Tractatus”, observa que los valores no pueden ser parte del mundo, y si en
realidad son algo deben estar de alguna manera más allá o fuera del mundo y por
lo tanto del lenguaje natural, que sirve para describir los hechos del mundo, y
no puede pronunciarse en absoluto sobre su valor. Una interpretación de estas
observaciones encontró eco en la doctrina de los positivistas lógicos de
que las oraciones de valor –incluyendo todos los juicios éticos y estéticos- no
son en realidad proposiciones, es decir, no pueden ser ni verdaderas ni falsas.
Cuando mucho podían expresar la actitud personal de un sujeto. La filosofía
política y social, la ética y la estética, así como materias especializadas
como la filosofía de la historia fueron
marginales en la filosofía analítica por mucho tiempo. Para los años cincuenta,
los ataques dePhillipa Foot a
esta posición contribuyeron al colapso del positivismo lógico y comenzó un
renovado interés en la ética. Foot promocionó mucho el estudio de la ética de
virtudes, en oposición al utilitarismo y la deontología de corte kantiano que
sobrevivían en la época. En términos de filosofía de la acción la monografía
más importante quizá sea “Intención” de Elizabeth Anscombe,
a la cual Donald Davidson denominó
como “el tratamiento más importante de la acción desde Aristóteles”, y es
normalmente considerada como una obra maestra de la psicología moral. En su
artículo de 1958, “Filosofía moral moderna” introdujo el término
“consecuencialismo” al léxico filosófico y declaró que el impasse de la pregunta “ser-deber
ser” era un callejón sin salida y condujo a revivir la ética de virtudes.
Como con el estudio
de la ética, la filosofía analítica temprana tendió a evitar el estudio de
la filosofía de la religión,
en gran parte rechazando el tema como parte de la metafísica y algo sin
sentido. También en la segunda mitad del siglo XX comenzó a haber un renovado
interés en la filosofía de la religión, con destacados filósofos comoWilliam Alston, J. L. Mackie, Alvin
Plantinga, Tim O’Connor, Antony
Flew y Richard
Swinburne. Plantinga,
Mackie y Flew han debatido sobre la validez lógica de defensa del libre
albedrío como solución del problema
del mal.31 Alston,
en conexión con la filosofía del lenguaje,
trabajó en la naturaleza del lenguaje religioso.
La filosofía
política analítica contemporánea le debe mucho a John
Rawls, quien en dos textos de los
cincuenta: el artículo “Dos conceptos de reglas” y el libro Justicia como equidad, y luego en su
clásico libro de 1971 Una
teoría de la justicia, produjo una defensa sofisticada
y refinadamente argumentada del liberalismo en
política por la vía contractualista. Siguió de cerca de Rawls el libro de Robert
Nozick Anarquía,
Estado y Utopía, una defensa del liberalismo de libre
mercado. A la par, Isaiah
Berlin, igualmente, ha tenido una gran
influencia tanto en la filosofía política analítica como en el liberalismo, principalmente
a través de su conferencia que luego sería editada bajo el nombreDos conceptos de libertad. En décadas
recientes ha habido muchas críticas al liberalismo, incluyendo el feminismo de Catherine MacKinnon,
el comunitarismo de Michael
Sandel y de Alasdair MacIntyre,
y el multiculturalismo de Charles Taylor.
Aunque no se trata propiamente de un filósofo analítico, Jürgen
Habermas es otra importante figura
en la filosofía política contemporánea y ha recibido bastante atención por
parte de la filosofía política analítica.
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